Estaba ahí, viendo sus ojos que tanto amaba,
sintiendo su aliento fresco y aquel dulce calor que emanaba. Ella sonríe y me
vuelve a mirar como la primera vez. Hace un comentario que no logro entender,
asiento y ella sonríe.
La magia del momento se disuelve, ella desaparece en un instante, solo
quedan sus ojos que contemplo por escasos segundos, luego se convierte en nada.
Abro lentamente mis parpados y como siempre, lo
primero que veo es aquel techo vacío y pienso que debo de pintar nubes amorfas
para no sentirme solo.
El sueño fue tan fuerte, tan real que con el
tiempo se convirtió en recuerdo.
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